"Al
observar cómo ha venido oscilando el péndulo de la violencia en la más reciente
historia de Alemania —de la derecha a la izquierda, y quién sabe, de la
izquierda a la derecha— casi siempre recuerdo la Orestiada de Esquilo. ¿Cómo
escapar al círculo satánico de la venganza sangrienta, de la violencia que
lleva a otros crímenes? Acaso lo recuerdan: los Dioses han dicho a Agamenón que
sólo puede esperar vientos favorables en su viaje a Troya si asesina a su hija
Ifigenia. A su regreso, Agamenón muere asesinado por Clitemnestra, su esposa,
durante un baño. Las Erinnias llevan entonces a Orestes, su hijo, a vengar la
muerte de su padre. Cuando Orestes —empujado por la furia de las Erinnias—
asesina a su madre, ellas lo persiguen implacablemente. Orestes logra salvarse
refugiándose en el recinto sagrado de Atenas que, finalmente, logra aplacar a
las dioses de la venganza sangrienta, las que condenaban a la reproducción de
la violencia".
[Norbert Elías, "La autoridad del pasado: en memoria de Theodor. W. Adorno". En 1977, Elías recibió en la ciudad de Frankfurt, el premio Theodor Adorno, instituido en memoria del gran sociólogo alemán].
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