"El texto de la Odisea, con su acumulación de aventuras, su espíritu solemne y
elevado, su mezcla de realismo y fantasía, su deuda con el folclore, su dicción
formularia y su profundo sentido poético, estaba plagado de ambigüedades y
sugerencias que dejaban la puerta abierta a todo tipo de interpretaciones. Es
comprensible que una aventura como la de Circe, con múltiples sucesos extraños e
inesperados susceptibles de desarrollo, diera pie a que la imaginación de los receptores
posteriores completara las posibles lagunas. Desde el primer momento se quiso buscar
un sentido latente para elementos como el misterioso antídoto de Mercurio; la relación
sexual entre el héroe y la pérfida diosa; los cambios de rol de Circe; la permanencia en
Eea de esos viajeros obsesionados con el νόστος durante todo un año (un periodo del
que sólo sabemos que consumen cantidades ingentes de carne y vino, según se reitera
una y otra vez a través de las fórmulas); el inesperado viaje al Hades en el que
desemboca la estancia con la diosa; la muerte de Elpénor ebrio justo antes de la
partida.... Las lecturas moralizantes se imponen desde la Antigüedad, y a partir de la
Edad Media todas las recreaciones de carácter propiamente literario están determinadas
por las exegéticas. Las obras de Lope y Calderón son la culminación de tipo literario de
esa tradición filosófica de exégesis moralista del episodio homérico que arrancaba de
los estoicos, y que quizá fue formulada poéticamente por primera vez por Horacio (Ep.
I, 2). Los escritores contemporáneos reciben y modifican a su gusto este amplísimo
bagaje cultural, de modo que el mito continúa actualizándose y perviviendo en nuestros
días, si bien en la literatura contemporánea lo simbólico ya no prevalece, sino que está
al mismo nivel que lo poético.
Quizá sea esta mezcla de poesía y filosofía el rasgo más unánime de las
recreaciones del episodio homérico de Circe desde la Antigüedad griega. Esta
conjunción, unida a los atractivos elementos de la narración homérica, hacen de Od. X
una historia fascinante y proclive a las reelaboraciones, y determinan su rica pervivencia
en la historia de la literatura occidental. Cada autor, al volver al episodio de Circe,
emulaba y revivía a Homero a la vez que aportaba sus propias innovaciones, creándose
en cada ocasión un nuevo episodio de Circe y Odiseo. La trayectoria de la aventura
épica a través todas las etapas de la literatura occidental es un ejemplo de ese
procedimiento por el que la literatura se nutre de mitos, y a la vez del proceso inverso,
mediante el cual la literatura alimenta la mitología. Hemos podido ver que también la
propia literatura se convierte en mito, y así las obras de un Homero o un Virgilio
terminan formando parte del imaginario cultural, convirtiéndose la literatura mitificada
en materia literaria. Más allá de lo que fuera en su origen el relato mítico del
encuentro del héroe con la peligrosa diosa, con el transcurso de los siglos son las
propias recreaciones literarias las que inspiran elaboraciones nuevas. Así, los autores
grecolatinos tienen más presente el texto homérico que lo que pudiera ser el mito de
Circe originario, como los de las épocas posteriores no versionan ya un mito, sino la
poesía de Homero y del resto de maestros de las letras de Occidente".
[Aurora Galindo Esparza, El tema de Circe en la tradición literaria: de la épica griega a la literatura española, Tesis Doctoral. Universidad de Murcia, Facultad de Letras, 2013, pág. 400].
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