sábado, 9 de diciembre de 2017

Tiempo e Historia para Ulises



Como muy bien nos lo expresa el novelista Thomas Mann en La Montaña Mágica, el tiempo es el elemento de la narración al igual que lo es de la vida, en total consonancia con el pensamiento heideggeriano, el tiempo constituye el elemento esencial y primordial que articula la narración, la música y el proceso existencial mismo. La temporalidad es el escenario que acompaña y configura la existencia humana, pues sólo las deidades pueden permanecer en el ámbito de la intemporalidad, o en el tiempo eterno que es un no-tiempo. El ser humano tan solo puede, ser, existir, al hilo de ese tiempo tejido, medido y cortado por las tres Parcas (Clotho, la que teje el hilo de la vida correspondiente a cada ser humano, Lachesis la que lo mide y Átropos la que lo corta), pues en ausencia del mismo, pierde toda referencia precipitándose en el insondable abismo de la nada más absoluta. Por esta razón, cuando en la Odisea Ulises consulta al mago Tiresias que ya se encuentra en el Hades y ensalza la eternidad de su existencia: ¡dichoso, tú, Tiresias que vives en la eternidad! Éste le contesta: ¿Y de qué sirve la eternidad si de todas formas estás muerto? Se trata, ni más ni menos, de esa misma intemporalidad que en otro momento de la narración le ofrecerá la maga Calypso, prometiéndole una vida eternamente joven y placentera que Ulises rechazará para permanecer fiel a su propio destino: volver a su patria Ítaca donde le esperan su esposa Penélope y su hijo Telémaco. De haber aceptado la seductora oferta, Ulises habría muerto para el tiempo y la historia.  

miércoles, 6 de diciembre de 2017

LA LIGA DE LOS HOMBRES EXTRAORDINARIOS Y NUESTRA CONSTITUCIÓN DE 1978



Cómo siempre pasa en nuestra Historia, tanto la reciente como la antigua, extraordinaria y anecdóticamente, en un momento determinado sobresalen por encima de la mediocridad unos hombres que en la hora señalada y por encima de cualquier ideología son capaces de hacer algo para la posteridad de sus conciudadanos. 
El cúmulo de despropósitos de los que está plagada nuestra reciente historia política, en 200 años, dos guerras civiles, nueve constituciones y multitud de levantamientos y asonadas dieron paso, como siempre de soslayo y milagrosamente, a unas personas que siendo ciudadanos españoles se sintieron parte de Europa, del mundo occidental, antes que de nuestro primitivismo más malsano. Su generosidad, al hacernos entrega de la antorcha de la libertad, no deja de sorprender por el origen franquista de muchos de sus protagonistas. Pero sabemos que era un régimen descompuesto y en descomposición, que no podía obviar las advertencias de nuestros más conspiscuos aliados. El camino estaba trazado, con más sombras que luces, y con el cainismo espontáneo e íbero, propio de los hombres de la tierra de conejos. Somos más ácratas que obedientes, más emocionales que racionales y romper, justo en el último cuarto del siglo más nefando de la Historia de la Humanidad, con nuestro culto al maniqueísmo más puro y sibilino (enemigo de sus propios adeptos), fue un paso incomprensible e irrepetible. 
Mucho se ha hablado de esos días, y de los años posteriores, hasta la descomposición putrefacta del presente continuo. Son aquellos que no entienden que fue la bonhomía, necesaria y nunca suficiente, pero desinteresada y sobre todo honesta, lo que salvó a nuestro país de las garras de un bando sobre el otro, a la manera de siempre.
Por eso, los que la critican, ignorantes y tahúres de las utopías que terminan en ísmo, necesitarían varias miles de horas de estudio reposado (y sobre todo, comprendiendo lo leído también empáticamente) para ser dignos de una crítica razonada y constructiva.
Pero tampoco, aquellos cuyas comas quieren mantener, son realistas con los tiempos que vivimos y culpables somos todos, en muchas ocasiones, de no obedecer sus normas y principios. 
Necesitaremos buscar, difícil tarea, hombres dignos de nos y no de yo; del nosotros y no del mío, de lo de todos y no de lo de una parte y que humildemente quieran escribir la Historia sacrificando la propia por incomprendidos.