A partir
de la teoría del extrañamiento del lenguaje poético con relación al lenguaje
común, los formalistas se abstuvieron de conectar lo literario con series
discursivas de tipo extraliterario, sentando las bases de su método
estructural, desarrollando un tipo de crítica inmanente, alejada de toda
retórica ideológica y de todo comentario sociopolítico. Analizar un poema para
ellos significaba separar los niveles del texto, empezando por el fonético,
pasando por el análisis formal de las conexiones sintácticas, y finalizando por
el nivel semántico e intertextual, para relacionar, según leyes de
interfuncionalidad e interdependencia, todos los estratos de la obra. Toda obra
tiene su lugar dependiendo de la época en que se crea, dominando la voluntad
del autor.
El estructuralista checo, Jan Mukarovský (1891-1975), en
su estudio “Función, norma y valor estético como hechos sociales”, editado
en 1936, explica, siguiendo a Marx, que la grandeza del arte griego no es que
sea un hecho social, sino que es un valor
que se tiene que reproducir generacionalmente. Entiende que el potencial de
una obra no es inherente por completo al objeto artístico, cualquier objeto puede
adquirir una función estética. El valor es dinámico en relación con el contexto
social y cultural, siempre cambiantes en consonancia con los receptores de cada
generación:
“Mediante
el valor estético el arte actúa sobre la postura emocional y volitiva del
hombre frente al mundo, interviniendo directamente como el regulador básico del
comportamiento y del pensamiento humano, a diferencia de la
ciencia y la filosofía que influyen en el comportamiento humano mediante el
proceso mental".
Dos años antes, en “El arte como hecho
semiológico” defiende que la obra artística no puede ser tratada ni como
documento histórico ni sociológico, en tanto no se haya determinado su valor
documental, o sea, la relación que tenga con el contexto social. Está sin
resolver la pregunta de hasta qué punto el desarrollo histórico de la
literatura es independiente del desarrollo histórico general.
El formalismo ruso es atacado por el Realismo
socialista, quieren más visión histórica y menos discursiva; surge como una
visión comunista ortodoxa de la literatura que fija su mirada hacia la
tradición decimonónica, convirtiéndose en salvaguarda de una estética burguesa.
Sólo el arte folclórico sobrevivió como arte popular. Se insistió en el valor
del arte para llevar a buen puerto la revolución en la sociedad, lo que llevaba
a la necesidad de alabar la Revolución Soviética a toda costa, no dejando sitio
para la libertad creativa del escritor, imponiendo como dogma una ideología
marxista equivocada, al no permitir la conciencia autónoma del hombre.
[Jan Mukarovský, Escritos de estética y semiótica del arte, Barcelona, Gustavo Gili, 1977, pág. 101. Es interesante todo el cap. II: “Función, norma y valor estético como hechos sociales”, págs. 44-121].
[Jan Mukarovský, Escritos de estética y semiótica del arte, Barcelona, Gustavo Gili, 1977, pág. 101. Es interesante todo el cap. II: “Función, norma y valor estético como hechos sociales”, págs. 44-121].
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