Para Ágnes Heller entre los hombres de todos los tiempos juzgamos que son más positivos por su contenido moral aquellos en los cuáles, por elección personal, la interiorización de las exigencias sociales determinadas coincide con la interiorización de un valor moral genérico, es decir, aquellos que han interiorizado en primer lugar aquellos valores que se mueven objetivamente en la dirección del desarrollo moral del género humano; por el mismo motivo Héctor está más cercano a los contemporáneos que Aquiles.
Existe un deseo de que aquel dios comparta la suerte terrena del hombre. En la religión greco-romana este deseo se manifiesta en el hecho de que puedan llegar a ser dioses los hombres (héroes) que representan las aspiraciones del género humano hasta tal punto que lo merecen (Hércules), o bien el que ya en el mito ático clásico son introducidos dioses a los cuales, después de actos heroicos en favor de la humanidad, es atribuido el destino del hombre (Prometeo).
[Véase: Ágnes Heller, Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Península, 3ª ed., 1991, págs. 137 y 166].
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