viernes, 4 de septiembre de 2009

Una fábula de Samaniego.



CONGRESO DE LOS RATONES

Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,
Que después de las aguas del diluvio
Fue padre universal de todo gato,
Ha sido Miauragato
Quien más sangrientamente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
De su persecución la desdicha,
En Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascavel, y de esa suerte
Al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno,
¿Quién lo ha de ejecutar? eso ninguno.
Yo soy corto de vista.- Yo muy viejo-
Yo gotoso, decían. El concejo
Se acabó como muchos en el mundo.
Proponen un proyecto sin segundo:
Lo aprueban: hacen otro. ¡Qué portento!
Pero ¿la ejecución? Ahí está el cuento.

[Félix María de Samaniego, Fábulas, Ernesto Jareño (ed.),
Madrid, Castalia, 1969, págs. 104-105].

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