Andamos, muchas veces sin movernos, no avanzamos y el tiempo pasa, concienzudo, incansable a nuestros cambios y transformaciones, a nuestros avances y retrocesos. Miramos y apoyamos la vista en el horizonte, el Sol crea nuestra sombra, más alargada mientras avanza el día, inexorable, sin pausa, cada sesenta segundos, cada sesenta minutos, cada día lleva su noche, cada veinticuatro horas, cada trescientos sesenta y cuatro días, cada decenio, cada centenio, cada milenio, sin pausa. ¿Es acaso el tiempo nuestro invento más odiado? ¿O es el único que no controlamos?
¿Vives o te muere el tiempo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario