miércoles, 24 de junio de 2009

Lo pintado y lo real

Magritte pretendió que vieramos la realidad de una forma menos mecánica, menos convencional, huyendo de la cotidianidad de la mirada. Protesta contra los hábitos de percepción visual que han logrado que interioricemos las convenciones en que se funda la pintura, la obra de arte. Crea con su surrealismo, imágenes a través de la manipulación de elementos y fenómenos cotidianos a los que sustrajo su lógica natural. Consiguió asombrarnos y comprobar que la pintura tiene una condición artificial, confrontando la realidad natural y la pintada hasta hacerlas indistinguibles.
Magritte nos demuestra el equívoco que subyace al designar la representación como realidad, sin equivalencia entre la imagen y el objeto, aunque lo que convencionalmente miramos nos hace confundir los términos ¿Es acaso la ilógica manipulación de lo que conocemos?

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