Livio Sichirollo nos recuerda que en la Ilíada las expresiones en
griego antiguo que podemos relacionar con lo que ahora entendemos por
«dialéctica», salvando todas las distancias, se refieren a los momentos
críticos de opción en circunstancias dramáticas, cuando no trágicas, a la
capacidad del ser humano para pensar, decidir y actuar en las situaciones
extremas, por ejemplo, en la mitad del combate a muerte, cuando Héctor tiene
que decidir qué hacer frente a Aquiles. En la primera cultura clásica griega,
por tanto, la dialéctica hacía referencia a capacidad y libertad de decisión en
situaciones límite, siendo por tanto un sinónimo de elección y libertad: «Es
necesario aceptar la lucha».
Sichirollo nos explica luego
que esta visión clásica antigua de la dialéctica fue siendo arrinconada por
otra diferente, aséptica, fría, que
sacrificaba su identidad de decisión y lucha por la de un simple saber o
técnica argumentativa, cercana a la oratoria y a la retórica, un instrumento en
manos de la casta de los filósofos que debían regir el destino de la
ciudad-Estado en plena decadencia, cuando la democracia había sido derrotada
por la oligarquía. La castración de la esencia liberadora de la dialéctica
inicial, de su poder argumentativo crítico, fue realizada por Platón y por
Aristóteles.
[Livio Sichirollo, Dialéctica, Barcelona, Labor, 1976]
No hay comentarios:
Publicar un comentario