viernes, 2 de noviembre de 2012

HENRY MILLER Y HOMERO


"Era toda una disciplina conseguir que las palabras goteasen sin soplarlas con un abanico ni removerlas con una cuchara de plata. Había que aprender a esperar, a esperar pacientemente, como un ave de presa, aunque las moscas picasen furiosas y los pájaros piasen alocadamente. Antes de Abraham existía... Sí, antes del olímpico Goethe, antes del gran Shakespeare, antes del divino Dante o del inmortal Homero existía la Voz, y la Voz existía en cada hombre. El hombre nunca ha carecido de palabras. La dificultad surgía cuando el hombre obligaba a las palabras a hacer su voluntad. ¡Quédate quieto y espera la llegada del Señor! ¡Borra todo pensamiento y observa el movimiento silencioso de los cielos! Todo es flujo y movimiento, luz y sombra. ¿Qué es más inmóvil que un espejo, la helada vidriosidad del espejo? ¡Y no obstante, qué frenesí, qué furia puede reflejar su superficie inmóvil!

[Henry Miller, Nexus, Barcelona, Seix Barral, 1985, pág. 241].  

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