jueves, 12 de agosto de 2010

FRANZ KAFKA Y POSEIDÓN

Dice Kafka: "Poseidón se sentó ante su mesa de trabajo y revisó las cuentas. La administración de todos los océanos lo tenía muy atareado. (...) Lo que más le irritaba -y eso era lo que le indisponía con su trabajo-, eran los rumores que circulaban sobre él. Por ejemplo, que constantemente cabalgaba sobre las olas con su tridente, como un cochero, cuando la verdad era que se encontraba sentado en las profundidades de los océanos sin terminar nunca las cuentas. La única interrupción a ésa monotonía era, de vez en cuando, un viaje hasta Júpiter, del cual siempre regresaba exasperado. De ahí que casi no conocía los océanos, sólo los había visto en sus furtivas ascensiones al Olimpo. Y no se podía afirmar que realmente los hubiera navegado. Acostumbraba decir que lo haría cuando el mundo tocara a su fin, sólo para entonces tendría un momento de descanso. Justo antes del fin del mundo y sólo después de haber revisado la última cuenta le daría tiempo para una rápida gira".
[Franz Kafka, "Poseídón", Obras Completas, Barcelona, Edicomunicación, 1988, IV Vols. Vol. IV, págs. 1285-1286].

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