lunes, 9 de julio de 2018

La manipulación y la vida cotidiana



"La manipulación técnico-científica tiende hoy a asumir todas las funciones negativas de la religión, sin tomar sobre sí las positivas. La manipulación técnico-científica engorda la particularidad, hincha las motivaciones particulares, pero incrementando (y permitiendo) sólo aquellas que sirven para alcanzar los fines de una determinada organización (en primer lugar las organizaciones que requieren una actividad laboral). Impide las decisiones individuales (morales) en las cuestiones que afectan a la concepción del mundo o a la política; plasma habilidades e ideologías que sirven al sistema vigente sin ponerlo en discusión desde ningún punto de vista. Sustituye los viejos mitos por otros nuevos: los de la técnica de mando, de la cualificación. Vigila la vida privada de los particulares, liquida su esfera privada o la somete al control social. (...) La filosofía y la ciencia social entendida ideológicamente deben, por tanto, darse cuenta de que la ciencia social manipuladora-tecnificada no representa más que la religión de nuestra época (y repitámoslo una vez más: sin sus valores)".
[Véase, Ágnes Heller, Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Península, 1977, 3ª ed., 1991, pág. 199].


domingo, 8 de julio de 2018

La muerte de Ulises



"Por el mismo tiempo, Telégono, al que Circe había tenido de Ulises y había criado en la isla Eea, cuando se hizo mayor, emprendió la marcha en busca de su padre, y llegó a Ítaca llevando en las manos una vara cuya punta estaba armada con el hueso de una tórtola marina [la espina de una raya, según Apolodoro], pues esa era la enseña de la isla en que había nacido. Luego, informado de donde vivía Ulises, vino a él. Allí, prohibiéndole los centinelas del campo entrar adonde estaba su padre, cuando se obstinaba con mayor vehemencia y se veía atacado desde lugares diversos, comenzó a gritar diciendo que era un crimen alejarlo del abrazo de su padre. Así, creyendo que Telémaco venía para atacar al rey, se le oponen más duramente aún, pues nadie sabía que Ulises tenía además otro hijo. Entonces el joven, cuando ve que se le expulsaba con tanto encono y por la fuerza, mata en un arrebato de cólera a gran número de centinelas, o los deja sin fuerzas, tras herirlos gravemente.
Cuando le llegó a Ulises noticia de ello, pensando que el joven era un enviado de Telémaco, salió a su encuentro y lanzó contra él una lanza que llevaba para protegerse. Pero, escapando el joven por casualidad de tal herida, arroja él mismo contra su padre la lanza que lo distinguía, con el fin de herirlo, el que sería un impacto sumamente desafortunado. Y al caer Ulises a resultas de aquella herida, se felicitaba de su fortuna y confesaba que le  habían hecho un gran favor, puesto que, asesinado por un extranjero, había librado a su queridísimo Telémaco de la acusación de parricidio. Luego, conservando todavía un resto de vida, preguntó al joven quién era, y viniendo de qué lugar se había atrevido a matarle a él, Ulises, hijo de Laertes, famoso en la paz y en la guerra. Entonces Telégono, dándose cuenta de que era su padre, se mesó con ambas manos los cabellos y prorrumpió en un llanto digno de compasión, apenado por haber sido el causante de la muerte de su padre. Y así, le informa a Ulises, según le pedía, de su nombre y el de su madre, de la isla en que había nacido, y por último, le muestra la enseña de la jabalina. De este modo Ulises, tras haberle venido a la mente el significado de los sueños amenazadores y la muerte que le habían augurado los intérpretes, herido por quien menos lo esperaba, murió tres días después, canoso ya y de edad avanzada, pero aun así todavía con ciertas fuerzas".
[Véase, Dictis Cretense, Diario de la guerra de Troya, recogido por Carlos García Gual, La muerte de los héroes, Madrid, Turner, 2016, págs. 58-59].
El cuadro corresponde a una escena de La Odisea, cuando el adivino Tiresias augura a Ulises su muerte.