lunes, 26 de mayo de 2014

SHAKESPEARE Y HOMERO



Y yo -como uno perdido en un bosque espinoso,
Que rasga las espinas y las espinas le rasgan,
Buscando un camino y extraviando el camino; 
No sabiendo cómo encontrar el aíre libre,
Pero trabajando desesperadamente para encontrarlo-
Me atormento para apoderarme de la corona inglesa:
Y de ese tormento me libraré,
O me abriré brecha para salir con un hacha ensangrentada,
Caray, puedo sonreír, y asesinar mientras sonrío,
Y gritar ¡Contento! a quien hiere mi corazón,
y humedecer mis mejillas con lagrimas artificiales,
Y ajustar mi rostro a todas las ocasiones.
Ahogaré a más marineros que ahogará la Sirena;
Mataré a más mirones que el basilisco;
Haré de orador tan bien como Néstor,
Engañaré más astutamente que lo que pudo Ulises,
Y, como en Sinón, tomaré otra Troya.
Puedo añadir colores al camaleón,
Intercambiar formas con Proteo con ventaja, 
Y mandar a la escuela al asesino Maquiavelo.
¿Puedo hacer esto y no puedo conseguir una corona?
¡Puf! Aunque estuviera más alta, le echaré mano.

[William Shakespeare, Enrique VI].