martes, 26 de marzo de 2013

WILLIAM BLAKE PROVERBIOS DEL INFIERNO (VERSIÓN ÍNTEGRA)




En tiempos de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza.

Conduce carro y arado sobre los huesos de los muertos.La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.

Quien desea y no actúa engendra la plaga.

El gusano cortado perdona el arado.

Sumergid en el río a quien ama el agua.

El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.

Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca llegará a estrella.

La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.

A la atareada abeja no le queda tiempo para la pena.

Las horas de la locura el reloj las mide; pero ningún reloj puede medir las de la sabiduría.

Ningún alimento sano se atrapa con red ni trampa.

Expone número, peso y medida en año de escasez.

No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.

El cuerpo muerto no venga injurias.

El acto más sublime consiste en poner a otro ante ti.

Si el necio persistiera en sus necedades llegaría a sabio.

La necedad es el atuendo de la bellaquería, la vergüenza es el atuendo del orgullo.

Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los lupanares con ladrillos de religión.

La altivez del pavo real es la gloria de Dios.

La lujuria del chivo es la liberalidad de Dios.

La cólera del león es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es obra de Dios.

El exceso de pena ríe; el exceso de dicha llora.

El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado y la espada destructora son porciones de la eternidad demasiado grandes para que las aprecie el ojo humano.

El zorro condena a la trampa, no a sí mismo.

El júbilo impregna; las penas procrean.

Que el hombre vista la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.

Para el pájaro el nido, para la araña su tela, para el hombre la amistad.

El egoísta y sonriente necio y el necio que frunce malhumorado el ceño han de considerarse sabios, que podrían ser cetros.

Lo que hoy está probado, en su momento era sólo algo imaginado. La rata, el ratón, el zorro y el conejo vigilan las raíces; el león, el tigre, el caballo y el elefante vigilan los frutos.

La cisterna contiene; el manantial rebosa.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Presto has de estar para decir lo que piensas que así el ruin te evitará.

Todo lo que es posible creerse es imagen de la verdad.Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se avino a aprender del cuervo.

El zorro provee para sí mismo; pero Dios provee para el león.

Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.

Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.

Como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.

Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.

Del agua estancada espera veneno.

No sabrás lo que es bastante hasta saber lo que es más que bastante.

¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título regio! Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer tal como el león no interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.

Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.

Si otros no hubiesen sido tontos, tendríamos que serlo nosotros.

El alma de la dulce delicia no puede mancillarse. ver un águila ves una porción de genio.

¡Alza la cabeza!Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos, el sacerdote reserva su anatema para las mejores dichas.

Crear una florecilla es labor de eras.

La condena estimula, la bendición relaja.

El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.

¡Las oraciones no aran!¡ Los elogios no cosechan!La cabeza es lo Sublime; el corazón, lo patético; los genitales, la Belleza; manos y pies son la Proporción.

Como el aire es al ave o el mar al pez es el desdén para el despreciable.El cuervo quisiera que todo fuese negro; el buho, que todo fuese blanco.La exuberancia es belleza.

Si el león recibiese consejos del zorro, sería astuto.

El perfeccionamiento traza caminos rectos; pero los torcidos y sin perfeccionar son los caminos del genio.

Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril. La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.

¡Basta! o demasiado.Los antiguos poetas animaban todos los objetos sensibles con dioses o genios.

Les prestaban nombres de bosques, ríos, montañas, lagos ciudades, naciones y de todo lo que sus dilatados y numerosos sentidos podían percibir.

Y en particular estudiaban el genio de cada ciudad o país y los colocaban bajo el patrocinio de su divinidad mental.

Hasta que se formó un sistema del cual algunos se aprovecharon para esclavizar al vulgo pretendiendo comprender o abstraer las divinidades mentales de sus objetos.

Así comenzó el sacerdocio.Que escogió formas de culto tomándolas de cuentos poéticos. Hasta que por fin sentenciaron que eran los dioses quienes habían ordenado aquello.Así los hombres olvidaron que todas las deidades residen en el pecho humano.

FRAGMENTOS DE UN EVANGELIO APOCRIFO





Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra, será lo que ahora es en la tierra.
Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto.
Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria.
No basta ser el último para ser alguna vez el primero.
Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen.
Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a sí mismo.
Bienaventurados los mansos, porque no condescienden a la discordia.
Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.
Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha está en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano.
Nadie es la sal de la tierra, nadie, en algún momento de su vida, no lo es.
Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea, Dios la verá.
No hay mandamiento que no pueda ser infringido, y también los que digo y los que los profetas dijeron.
Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos.
No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo.
Tu odio nunca será mejor que tu paz.
Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma, y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide...
No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces.
No jures, porque todo juramento es un énfasis.
Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira.
A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.
Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón.
Hacer el bien a tu enemigo puede ser obra de justicia y no es arduo; amarlo, tarea de ángeles y no de hombres.
Hacer el bien a tu enemigo es el mejor modo de complacer tu vanidad.
No acumules oro en la tierra, porque el oro es padre del ocio, y éste, de la tristeza y del tedio.
Piensa que los otros son justos o lo serán, y si no es así, no es tuyo el error.
Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida.
Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.
Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar...
La puerta es la que elige, no el hombre.
No juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras; pueden ser mejores o peores.
Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena...
Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia.
Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas.
Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días.
Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.
Felices los felices.
Jorge Luis Borges.