sábado, 3 de noviembre de 2012

EMILIA PARDO BAZÁN Y HOMERO






"Y aquí conviene notar el segundo error de la estética naturalista, error curioso que en mi concepto debe atribuirse también a la ciencia mal digerida de Zola. Después de predecir el día en que, habiendo realizado los novelistas presentes y futuros gran cantidad de experiencias, ayuden a descubrir las leyes del pensamiento y la pasión, anuncia los brillantes destinos de la novela experimental, llamada a regular la marcha de la sociedad, a ilustrar al criminalista, al sociólogo, al moralista, al gobernante... Dice Aristófanes en sus Ranas: «He aquí los servicios que en todo tiempo prestaron los poetas ilustres: Orfeo enseñó los sacros misterios y el horror al homicidio; Museo, los remedios contra enfermedades y los oráculos; Hesíodo, la agricultura, el tiempo de la siembra y recolección; y al divino Homero ¿de dónde le vino tanto honor y gloria, sino de haber enseñado cosas útiles, como el arte de las batallas, el valor militar, la profesión de las armas?...». Ha llovido desde Aristófanes acá. Hoy pensamos que la gloria y el honor del divino Homero consisten en haber sido un excelso poeta: el arte de las batallas es bien diferente ahora de lo que era en los días de Agamenón y Aquiles, y la belleza de la poesía homérica permanece siempre nueva e inmutable".

Emilia Pardo Bazán, La cuestión palpitante (1883), ed. de José Manuel González Herrán, Barcelona, Anthropos, 1989.
La foto de Doña Emilia también es del año 1883.

viernes, 2 de noviembre de 2012

HENRY MILLER Y HOMERO


"Era toda una disciplina conseguir que las palabras goteasen sin soplarlas con un abanico ni removerlas con una cuchara de plata. Había que aprender a esperar, a esperar pacientemente, como un ave de presa, aunque las moscas picasen furiosas y los pájaros piasen alocadamente. Antes de Abraham existía... Sí, antes del olímpico Goethe, antes del gran Shakespeare, antes del divino Dante o del inmortal Homero existía la Voz, y la Voz existía en cada hombre. El hombre nunca ha carecido de palabras. La dificultad surgía cuando el hombre obligaba a las palabras a hacer su voluntad. ¡Quédate quieto y espera la llegada del Señor! ¡Borra todo pensamiento y observa el movimiento silencioso de los cielos! Todo es flujo y movimiento, luz y sombra. ¿Qué es más inmóvil que un espejo, la helada vidriosidad del espejo? ¡Y no obstante, qué frenesí, qué furia puede reflejar su superficie inmóvil!

[Henry Miller, Nexus, Barcelona, Seix Barral, 1985, pág. 241].