viernes, 22 de abril de 2011



El estudio comparativo de las mitologías del mundo nos hace ver la historia cultural de la humanidad como una unidad, pues encontramos temas que se repiten, mitos que se configuran de la misma manera como el robo del fuego, el diluvio, el mundo de los muertos, el nacimiento de madre virgen y el héroe resucitado, que se encuentran en todas las partes del mundo, apareciendo con nuevas combinaciones, permaneciendo como elementos de un caleidoscopio, sólo los mismos y siempre unos pocos. Como afirma Campbell, "Cada pueblo ha recibido su propio sello y signo de un destino particular, comunicado a sus héroes y comprobado cada día en las vidas y en las experiencias de su pueblo. Y aunque muchos de los que adoran a ciegas en los santuarios de su propia tradición, analizan y descalifican racionalmente los sacramentos de otros, una comparación honesta revela inmediatamente que todos ellos provienen de un único fondo de motivos mitológicos, seleccionados, organizados, interpretados y ritualizados de diversas formas de acuerdo a las necesidades locales, pero reverenciados por todos los pueblos de la tierra". 
Por ejemplo, muchas son las similitudes entre el Génesis y el mito de Pandora, cuentan lo mismo, la caída del hombre, siguiendo las mismas pautas. GÉNESIS: los humanos viven en el jardín del Edén, provistos de todo alimento, desconociendo del bien y del mal; TEOGONÍA: los humanos habitan una tierra que les provee de lo que necesitan, pero desconocen el motivo. Carecen de sabiduría y no son capaces de dominar la agricultura. GÉNESIS: Yaveh ha dispuesto que este sea el estado ideal para la humanidad y prohibe expresamente probar el fruto del árbol de la ciencia (sabiduría) para evitar que el hombre sea como Dios, y sus ojos sean abiertos, sabiendo del bien y del mal. TEOGONÍA: Aquí es Zeus quien dispone el mismo estadode ignorancia para el hombre, valiéndose de los demás dioses para que así sea (el monoteísmo bíblico es sustituido por el politeísmo griego). 
[Véase, J. Campbell, Las máscaras de Dios: mitología primitiva, Madrid, Alianza Editorial, 1991, págs. 19-20].

domingo, 17 de abril de 2011

Epístola



"Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra quienes practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas ésto, oh hombre tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás al juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el el día de la ira y la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primariamente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios".
[Santa Biblia, La Epístola del Apóstol San Pablo a los Romanos, II, 1-12].