jueves, 20 de mayo de 2010

Toqueville y la literatura griega.

Para Alexis de Toqueville "si en una sociedad en la que cada uno se vea obligado a realizar violentos esfuerzos para aumentar su fortuna o mantenerla, se enseñasen sólo las artes literarias, habría ciudadanos muy cultos y muy peligrosos al mismo tiempo; pues dado que el estado social y político despertaría en ellos necesidades que la educación no enseñaría cómo satisfacer, perturbarían al Estado por culpa de los griegos y romanos, en lugar de fecundarlo con su trabajo.
Es evidente que, en las sociedades democráticas, el interés de los individuos, así como la seguridad del Estado, exige que la educación de la mayoría sea científica, comercial e industrial, más que literaria.
El griego y el latín no deben enseñarse en todas las escuelas, pero es importante que aquellos a quienes su afición o su fortuna destina al cultivo de las letras o predispone a gustar de ellas encuentren escuelas donde se les facilite el perfecto dominio de la literatura antigua, y donde puedan impregnarse enteramente de su espíritu. Unas cuantas buenas universidades serían más eficaces para tal fin que un gran número de colegios malos, en los que estudios superfluos impidan realizar con éxito los estudios necesarios.
En las naciones democráticas, todos aquellos que pretenden descollar en las letras deben nutrirse principalmente con las obras de la Antigüedad. En una medida saludable.
No es que yo considere irreprochables las producciones literarias de los antiguos. Pero creo que poseen cualidades especiales que pueden servir magníficamente para contrastar nuestros defectos particulares, impidiéndonos caer completamente en nuestras inclinaciones".
[Alexis de Toqueville, La democracia en América, Madrid, Alianza Editorial, 3ª reimp., 1993, 2 Vols, Vol. II, págs. 57-58].

martes, 18 de mayo de 2010

Steiner y Homero

Para George Steiner todo arte, música o literatura serios constituyen un acto crítico. Lo son en el sentido de una crítica a la vida, ya sea realista, fantástica, utópica o satírica, la composición del artista es una contradeclaración al mundo. Estético para Steiner significa encarnar interacciones concentradas y selectivas entre las restricciones de lo observado y las ilimitadas posibilidades de lo imaginado. Esta intensidad formada de la visión y el ordenamiento especulativo es, siempre, una crítica. Afirma que las cosas podrían ser diferentes.
Pone Steiner los siguientes ejemplos: Virgilio lee a Homero, guía nuestra lectura de él, como no puede hacerlo ningún crítico externo. La Divina Comedia es una lectura de la Eneida, técnica y espiritualmente autorizada. La presencia, visiblemente insinuada o exortizada de Homero, Virgilio y Dante en El paraíso perdido de Milton, es una "presencia efectiva", una crítica en acción. De forma sucesiva, cada poeta coloca a la urgente luz de sus propósitos, de sus propios recursos lingüísticos y compositivos, los logros formales y sustantivos de sus predecesores. La práctica propia somete dichos antecedentes al análisis y a la apreciación más estrictos. Lo que la Eneida rechaza, altera, omite, de la Ilíada y la Odisea es sobresaliente e instructivo en un modo tan crítico como lo que incluye a través de la variante, la imitatio y la modulación. Para Steiner todos los actos de crítica y autocrítica dentro del movimiento crítico desempeñan la preeminente función de toda lectura digna de consideración. Hacen del texto pasado una presencia presente. Esta vitalizante valoración del carácter presente de lo pasado es lo que define la justa lucidez. Cuando el poeta critica al poeta desde el interior del poema, la hermenéutica lee el texto viviente que Hermes, el mensajero, ha traído del reino de los muertos inmortales.
[Véase George Steiner, Presencias reales, Barcelona, Destino, 3ª ed., 2002, págs. 23-34].