viernes, 4 de septiembre de 2009

Una fábula de Samaniego.



CONGRESO DE LOS RATONES

Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,
Que después de las aguas del diluvio
Fue padre universal de todo gato,
Ha sido Miauragato
Quien más sangrientamente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
De su persecución la desdicha,
En Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascavel, y de esa suerte
Al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno,
¿Quién lo ha de ejecutar? eso ninguno.
Yo soy corto de vista.- Yo muy viejo-
Yo gotoso, decían. El concejo
Se acabó como muchos en el mundo.
Proponen un proyecto sin segundo:
Lo aprueban: hacen otro. ¡Qué portento!
Pero ¿la ejecución? Ahí está el cuento.

[Félix María de Samaniego, Fábulas, Ernesto Jareño (ed.),
Madrid, Castalia, 1969, págs. 104-105].

jueves, 3 de septiembre de 2009

Los clásicos y Tomás de Iriarte.

Fábula IV: Fácilmente se luce con citar y elogiar a los hombres grandes de la antiguedad; el mérito está en imitarlos.

La abeja y los zánganos.

A tratar un gravísimo negocio
Se juntaron los zánganos un día.
Cada cual varios medios discurría
Para disimular su inútil ocio;
Y por librarse de tan fea nota
A vista de los otros animales,
Aun el más perezoso y más idiota
Quería, bien o mal, hacer panales,
Más como el trabajar les era duro,
Y el enjambre inexperto
No estaba muy seguro
De rematar la empresa con acierto,
Intentaron salir de aquel apuro
Con acudir a una colmena vieja,
Y sacar el cadáver de una Abeja
Muy hábil en su tiempo y laboriosa;
Hacerla, con la pompa más honrosa,
Unas grandes exequias funerales,
Y susurrar elogios inmortales
De lo ingeniosa que era
En labrar dulce miel y blanca cera.
Con esto se alababan tan ufanos,
Que una Abeja les dijo por despique:
<<¿No trabajáis más que eso? Pues, hermanos,
Jamás equivaldría vuestro zumbido
A una gota de miel que yo fabrique>>.
¡Cuántos pasar por sabios han querido
Con citar a los muertos que lo han sido!
¡Y qué pomposamente que los citan!
Mas pregunto yo ahora: ¿los imitan?



[Fábulas Literarias de Tomás de Iriarte, Jaime Fitzmaurice-Kelly (ed.), Oxford, Universidad, 1917, pág. 4].

domingo, 30 de agosto de 2009

Roberto Matta: agitar el ojo antes de mirar.



Recuerdos surrealistas

"En 1935, Matta se hallaba en Granada, en casa de Federico García Lorca, en compañía de algunos amigos. Desde el umbral de su casa, Lorca conversaba con un compañero, que se encontraba en una habitación del primer piso, vistiéndose para reunirse con él.
-¡Federico!- gritaba el amigo de Lorca por la ventana abierta- ¿Qué camisa me pongo? ¿La azul de seda o la blanca?
- Ponte la azul -respondía Lorca.
-¿Y los pantalones?
- ¡Ponte los negros!
- ¿Y la americana?
El diálogo continuaba desde la calle a la habitación, componiendo la vestimenta del amigo invisible.
-¡No te olvides del sombrero beige!
Pero cuando el personaje acabó de vestirse, apareció ante la puerta sin sombrero, con la camisa blanca y un traje de franela, como todo el mundo. Ninguno de aquellos jóvenes españoles parecía sorprendido de que su amigo se hubiese vestido como cada día y, al mismo tiempo, con un traje imaginario. Lo cotidiano real fue acogido con tanta naturalidad como la realidad poética; algo que, sin duda -comentaba Matta al referirse a esta historia o a otras semejantes- es la esencia de la poesía viva de los pueblos de España, donde lo concreto no está al servicio de la imaginación, ni al revés, sino que la vida concreta y la de la imaginación coexisten, se corresponden y, en cierta manera se turnan".

[Marcel Jean, Histoire de la Peinture Surréaliste, París, Ed. du Sevil, 1959].