miércoles, 1 de julio de 2009

Alicia en el País de las Maravillas. Un libro multicultural



Lewis Carroll era el seudónimo del profesor de matemáticas Charles L. Dogson. Durante un paseo en barca junto a otro clérigo y tres niñas se le ocurrió el cuento de hadas: "Las aventuras subterráneas de Alicia". Una de esas niñas de diez años, Alicia Liddell le pidió que lo escribiese para ella. La historia es sencilla, una adormilada Alicia ve pasar un conejo blanco de ojos rosados que se saca un reloj de bolsillo del chaleco, y "ardiendo de curiosidad", se puso a correr detrás del conejo, entró en una madriguera que "de pronto torció hacia abajo, tan inopinadamente que Alicia no tuvo tiempo para pensar en detenerse y se encontró cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo". Cuando Alicia desciende a la madriguera es una metáfora del ingreso de la niña en el mundo social de los mayores. Su primer dilema es beber del frasco encima de la mesa, es decir, hacerse o no adulta. Bebe, crece y la primera persona adulta que se encuentra es el Blanco, que sufre la gran enfermedad del mundo moderno: "el tiempo", al decirla: "¡Es tarde!". ¿Simboliza la madurez la pérdida de tiempo con acciones que llenan todo el tiempo?
Se ha criticado que esta obra se construya sobre "absurdos", el autor dijo que nunca tuvo una intención diegética, es decir, que se dejó llevar a vuela-pluma por lo que años más tarde los escritores surrealistas denominaron: escritura automática. Los objetos que envuelven a Alicia se escapan de lo cotidiano, el reloj marca los días y no las horas; otros se comportan de modo imperativo: "cómeme", "bébeme", como aviso de una sociedad precapitalista que comienza a ver en la producción y consumo de "objetos", su propia esencia. ¿Es la materialidad de la vida lo único "real" que se consigue con la llegada a la madurez?
Carroll, es decir, Dogson juega con la razón y el razonamiento, con la lógica formal, la coherencia: los argumentos de la Liebre de Marzo, el Sombrerero y el Lirón: "Según tú sería lo mismo decir: veo lo que como que como lo que veo, me gusta lo que recibo que recibo lo que me gusta, respiro cuando duermo que duermo cuando respiro", silogismos que nos llevan a pensar: ¿es el lenguaje de esa madurez la única realidad que existe?
Busca el clérigo otro proceso mental, la representación de lo irrepresentable: "¿Has visto alguna vez el dibujo de un maullido?" a lo que Magritte le podría contestar pintando un gato: "Esto no es un gato"; es decir, nombra los objetos en lugar de representarlos a partir de la copia de la realidad. Carroll, es decir, Dogson al igual que Magritte otorgan más importancia a la palabra que al objeto, por lo que hay varios tipos de lectores, y el analítico verá distintas cosas que el común sólo podrá ver de manera convencional, ¿se puede conseguir con la "madurez" el crecimiento intelectual para ver otro Mundo?
Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo ponen de manifiesto la estupidez y la arbitrariedad de los poderosos engreídos. Han pasado a la posteridad por su claridad en la exposición de algunas cuestiones morales básicas. Es un libro para leerlo con "madurez", entonces "veremos" un libro multicultural (para todos los tiempos, para cualquier persona).